Fonte: EL PAIS
Domingo 26.07.2009
Emigración de Venezuela. Escapan de las estatizaciones y la persecución a opositores | Los ricos se van a Miami y Panamá | 9.000 científicos residen en Estados Unidos, tras cortarles financiamiento
NUEVA YORK | NEWSWEEK
Por un momento, en los días iniciales de su presidencia, el venezolano Hugo Chávez parecía un sanador. "Pidamos la ayuda de Dios para aceptar nuestras diferencias y unirnos en diálogo", imploró a sus compatriotas enfrentados en 2002.
En cambio, los venezolanos tuvieron a un vengador. El gobierno toma empresas y establecimientos agropecuarios privados. Los sindicatos fueron aplastados. Los opositores políticos son asediados o procesados por Juzgados controlados por el chavismo. Ahora, después de una década de la llamada Revolución Bolivariana, decenas de miles de profesionales desilusionados están hartos. Artistas, abogados, médicos, gerentes e ingenieros abandonan el país en masa, mientras quienes ya se encuentran en el exterior descartan sus planes de retorno.
Los más ricos compran inmuebles en Miami y Ciudad de Panamá. Ingenieros especializados en petróleo trabajan en los pozos del Mar del Norte y cerniendo los esquistos bituminosos del oeste de Canadá. Los descendientes de europeos solicitan pasaportes a las tierras de sus antepasados. Las becas académicas se convirtieron en botes salvavidas. Se estima que un millón de venezolanos se mudaron al exterior en la última década, que coincide con la presidencia de Chávez.
El éxodo separa a las familias e interrumpe carreras profesionales, pero también sabotea el futuro del país. Mientras muchos países en vías de desarrollo logran atraer de vuelta a sus ciudadanos diseminados por el mundo, con la finalidad de incentivar a sus economías en recuperación e incorporarse a democracias vibrantes, la estampida del poder cerebral venezolano afecta a universidades y centros dedicados al estudio y análisis económico, político y social, deja tullidas a las industrias y acelera el desorden económico que amenaza destruir a uno de los países más ricos del hemisferio. Hay que olvidarse de los minerales, el petróleo y el gas natural porque la principal exportación de la Revolución Bolivariana es el talento.
La diáspora bolivariana revierte la tendencia histórica. A lo largo de la mayor parte del último siglo, Venezuela fue un santuario para inmigrantes que huían de la represión del Viejo Mundo. Refugiados del totalitarismo y la intolerancia religiosa de España, Italia, Alemania y Europa Oriental se encaminaron de manera masiva al país que está cobijado entre el Caribe y la cordillera de los Andes, y ayudaron a forjar una de las sociedades más vibrantes del Nuevo Mundo.
Al igual que la mayoría de las naciones en vías de desarrollo, Venezuela estaba dividida entre la masiva pobreza y una elite en un castillo. Pero, en las décadas de los `70 y `80, los venezolanos fueron la envidia de Latinoamérica. Ricos en petróleo, educados, con una tradición democrática sólida, vivían un nivel por encima de las sociedades crónicamente inestables de la región. "Teníamos un país bastante rico que ofrecía oportunidades y no había inseguridad. Nadie pensaba en irse", indicó Diego Arria, un ex embajador de Venezuela ante Naciones Unidas, que vive en Nueva York. "Ahora tenemos delincuencia incontenible, un sistema político represivo que linda con el apartheid y migración al revés. Venezuela pasó a ser un país de emigrantes".
Algo similar ocurre a lo largo del "Eje de Hugo", la constelación de nueve países en los Andes, Centroamérica y el Caribe que sigue a Chávez en la marcha hacia lo que él llama socialismo del siglo XXI.
En nombre del poder, la justicia y la abundancia para los desheredados, los líderes de la Alternativa Bolivariana en Bolivia, Ecuador y Nicaragua están reescribiendo sus Constituciones, intimidando a los medios de comunicación y encendiendo conflictos de clase y étnicos que ocasionalmente tienen explosiones de odio. El derrocamiento del presidente de Honduras, Manuel Zelaya, el 28 de junio, que es un aliado clave de Chávez, es el último ejemplo del efecto bumerán de la Revolución Bolivariana.
La clase media y los jóvenes sobrellevan al peso. Un estudio difundido por el Sistema Económico Latinoamericano indica que el flujo hacia el exterior de trabajadores altamente especializados, con edades de 25 y más años, de Venezuela a los países de la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE) creció 216% entre 1990 y 2007. Un estudio reciente realizado por la Universidad Vanderbilt, de Nashville, Estados Unidos, mostró que más de uno de cada tres bolivianos de menos de 30 años tiene planes de emigrar -hace una década era el 12%- mientras el 47% de los que tienen 18 indicaron que tienen intención de irse del país. Muchos profesionales ya tomaron la decisión. "Me pregunto si no soy suficientemente patriota", dijo Giovanna Rivero, una elogiada novelista boliviana, que emigra para asumir funciones docentes en la Universidad de Florida y no tiene intención de retornar. "Bolivia se está despedazando", agregó.
Las cifras
70% Son los venezolanos que según encuestas recientes defienden la propiedad privada, en medio de la ola de estatizaciones chavista.
33% Son los ciudadanos que tienen menos de 30 años que desean abandonar Bolivia. Casi la mitad de los que tienen 18 planean irse.
Profesionales rehacen sus vidas en el exterior
Emigración en Venezuela. Destacado productor de TV remató sus bienes y se fue a EE.UU. | Medios de comunicación acechados por el chavismo | Oposición denuncia amiguismo, corrupción y censura
AGOTADO. En Venezuela, Chávez embistió contra todos los que se niegan a aceptar la línea de su partido. Daniel Benaim era uno de los principales productores independientes de la televisión venezolana, quien realizaba programas de juegos y para horarios centrales en canales nacionales con Canal Uno, una productora líder. "Teníamos 160 empleados y trabajábamos las 24 horas del día y los siete días de la semana", señaló. Pero, después del frustrado golpe contra Chávez, en 2002, el gobierno comenzó a perseguir a los medios independientes y los presupuestos de programación se secaron.
En un mes, Canal Uno tenía apenas cuatro empleados y se encaminaba a la quiebra. Benaim reorientó su negocio para atender el mercado publicitario internacional, logrando prestigiosos premios mundiales, incluyendo varios Emmys. Pero, las oportunidades para los no chavistas en Venezuela habían desaparecido. Una tras otra, vio cómo abandonaban el país las personas que él había entrenado. "Hacía discursos furiosos sobre la fuga de cerebros. Ahora, tengo que morderme la lengua", admitió Benaim, quien también se va a vivir a Estados Unidos. "Tuvimos las mejores mentes de este negocio y ahora aquí no hay nada para ellos".
Gonzalo Bernal Ibarra era uno de los asociados de Benaim. Él también ascendió rápidamente en su carrera profesional en la televisión y hasta hace poco dirigía una red televisiva universitaria que llegaba a 100.000 jóvenes. Todo cambió a fines de 2007, cuando Chávez perdió el referéndum para modificar la Constitución y comenzó a perseguir a quienes lo criticaban desde los medios de comunicación, incluyendo a Bernal. Extraños en chaquetas y con bolsillos pesados -el código de vestimenta de la policía militar de inteligencia de Chávez- comenzaron a seguirlo día y noche. El Parlamento se aprestaba a aprobar una ley que establecía la obligatoriedad de enseñar el socialismo del siglo XXI en los colegios. "No quería que mi hija aprendiera ese disparate", dijo Bernal.
Hasta hacer las compras se convirtió en un desafío, debido a que la alta inflación y los controles de precios del gobierno vaciaron los supermercados de artículos esenciales como leche, huevos y carne.
Un día, a fines de 2008, Bernal abrió una botella de whisky e hizo un remate de sus bienes en el jardín de su casa. "Me emborraché y vi cómo se llevaban mi vida". Ahora, vive en Washington DC, con su señora y su hija de 6 años e intenta adaptarse. "Vivía en el país más hermoso, magnífico y divertido del mundo. Ahora, la tercera parte de mis amigos se fue. Dentro de diez años, Venezuela va a ser un país paralizado".
RETROCESO. Ningún sector industrial fue golpeado con tanta dureza por la fuga de talentos como el petrolero. Hace una década, Petróleos de Venezuela (Pdvsa) estaba en la nómina de las cinco principales empresas de energía del mundo. Todo cambió bajo Chávez, quien designó a un profesor universitario marxista y sin experiencia en el sector, para dirigir la empresa. Los empleados de Pdvsa se declararon de inmediato en huelga. Y paralizaron el país. Chávez respondió con 22.000 despidos casi de la noche a la mañana, incluyendo a los principales expertos petroleros.
Unos 4.000 funcionarios de elite de Pdvsa ahora trabajan en el exterior. "La empresa es un desastre", dijo Gustavo Coronel, ex miembro del Directorio de Pdvsa, quien en la actualidad trabaja en Washington DC como consultor petrolero. Hasta 2003, quienes se desempeñaban en el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la empresa generaban entre 20 y 30 patentes por año. En 2008, no produjeron ninguna, pese a que el elenco se duplicó. Pdvsa producía 3,2 millones de barriles de petróleo por día cuando asumió Chávez. Ahora, bombea 2,4 millones, según estimaciones independientes.
La declinación se extendió a lo largo de la sociedad, afianzada por el amiguísimo, la corrupción y la censura. En mayo, con el pretexto de que científicos buscaban "oscuros" proyectos de investigación como "si hay vida en Venus", Chávez recortó los presupuestos en los centros científicos universitarios, donde se llevaba a cabo la investigación de vanguardia en materia de salud. Volcó los petrodólares a las misiones científicas oficiales, en las que los hilos son manejados por los aliados del gobierno. Ahora, los institutos de investigación más respetados del país se están rezagando.
Hace unos meses, Jaime Requena, un biólogo formado en la Universidad de Cambridge y en el Instituto de Estudios Avanzados, fue obligado a pasar a retiro y despojado de su jubilación, después que publicó un documento en el que denunció que la investigación científica en Venezuela está "en el punto más bajo en 30 años". El número de trabajos publicados por venezolanos en revistas científicas internacionales cayó casi un 15%, de 958 a 831, en los últimos tres años. A los 62 años, y con su madre de edad avanzada, Requena tiene pocas opciones: "A mi edad, no es fácil conseguir otro empleo. Si pudiera, me iría de Venezuela. Todos mis amigos y colegas lo han hecho".
Se estima que unos 9.000 científicos venezolanos viven en Estados Unidos, en comparación con 6.000 que trabajan en Venezuela. Una de las víctimas es un reconocido experto en ciencias vitales, quien renunció a su labor de jefe de un gran laboratorio de Caracas, para intentar suerte en Estados Unidos, en 2002, aunque siempre abrigó la esperanza de volver. "Presenté una serie de propuestas al gobierno, pero nunca me respondieron", reveló y pidió que su nombre se mantuviera en reserva por temor a represalias contra sus familiares que residen en Venezuela. "Ahora, todo está politizado. Si uno no está con Chávez, nunca recibe el financiamiento. Será objeto de persecución. Es una guerra contra los méritos". Sostuvo que las ciencias médicas en Venezuela están en la oscuridad. "El último informe epidemiológico en Venezuela se publicó en 2005", indicó. "Ni siquiera sabemos las enfermedades que tenemos y si están creciendo o disminuyendo. Este es el modelo cubano de mantener a la gente en la ignorancia".
La cifra
15.000 Son los emigrante venezolanos que partieron a Panamá. Su presencia se hace notar por los nuevo edificios construidos por ellos.
Escapan del nuevo socialismo
En los casos de las naciones que se enmarcan en la Revolución Bolivariana (Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua), cuyos presidentes son los abanderados del llamado socialismo del siglo XXI, la fuga de cerebros de los que se oponen a las políticas que se implementan allí traerá, según los expertos, graves consecuencias en un futuro cercano. Ni siquiera las naciones del primer mundo pueden darse el lujo de perder a sus mejores y más brillantes mentes. Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua cayeron en el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial. El Banco Mundial situó a los tres últimos en el cuarto más bajo de su relevamiento sobre facilidades para hacer negocios, junto con la mayor parte del continente africano. Pese a que se le dio gran importancia a la manera cómo los emigrantes del mundo en vías de desarrollo pueden mitigar el subdesarrollo mediante el envío a sus países de sus preciosos ahorros, las remesas no podrán cerrar la creciente brecha de talentos que está privando a estas sociedades de su gente más capaz y joven. "¿A quién le importa si un ingeniero veinteañero o especialista en computación se va del país? A nadie. Pero, en diez años, sentiremos la pérdida", dijo Raúl Maestres, un experto en recursos humanos que reside en la capital de Venezuela. Su hijo abandonó el país hace ya varios años para trabajar en un estudio arquitectónico situado en Estados Unidos. En tanto, su hija decidió emigrar de Caracas para estudiar publicidad en Buenos Aires. "Cuando uno piensa en las oportunidades que hemos perdido, dan ganas de sentarse a llorar", manifestó Maestres.
Estados Unidos, España, Colombia y América Central acogieron a miles de venezolanos que decidieron irse
Caracas | La diáspora bolivariana pa- rece empeorar poco a poco. Si bien los datos del Censo son dudosos, los analistas latinoamericanos dicen que la emigración de Venezuela, Bolivia y Ecuador generó enclaves de considerable tamaño en Estados Unidos, España, Colombia y América Central. Ciudad de Panamá brilla con nuevos edificios construido por emigrantes venezolanos adinerados, que ya suman 15.000, en tanto fueron pocos miles a comienzos de esta década.
Tantos venezolanos emigraron a Weston, un suburbio de Ft. Lauderdale, Florida (Estados Unidos), que los locales le llaman Westonzuela.
"Casi no hay una familia de clase media en Venezuela que no tenga a un hijo a una hija en el exterior", dijo Fernando Rodríguez, columnista del diario antichavista Tal Cual. En efecto, la emigración desde los países bolivarianos sería mayor si no fuera por la recesión global y la hostilidad a los extranjeros.
Los emigrantes venezolanos no califican como refugiados políticos y no gozan de ninguna ventaja en la fiera competencia por las 400.000 visas de trabajo H1B que emite Estados Unidos, cada año, destinadas a personas de alta especialización. Las tres cuartas partes van para ciudadanos de India, quienes tienen ventaja porque hablan en inglés. "Un motivo por el que no vemos más separación en estos países es porque muchas personas no tienen adónde ir", sostuvo Alejandro Portes, un sociólogo de la Universidad de Princeton, que estudia la migración global.
Latinoamérica vio este fenómeno antes. Casi toda la clase media cubana huyó a Estados Unidos después de la revolución de Fidel Castro, convirtiendo a Miami en un centro de negocios para Latinoamérica, mientras La Habana se estancó. La Guerra Fría, la estanflación, las sucesivas crisis de la deuda externa y el desempleo masivo, impulsaron la fuga de cerebros a lo largo de la década de los `80 -la década perdida de América Latina- especialmente desde Chile, Colombia, Argentina y Perú, así como a lo largo de América Central. A comienzos de este siglo, algunos de los países que estuvieron convulsionados por la dictadura y la insurgencia guerrillera, como son los casos de Chile y Perú, ya habían cambiado de rumbo, convirtiendo a sus sociedades en prósperas y seguras.
Pero, otros países lucharon para hacer retornar a sus emigrantes. En las décadas de los `80 y `90, Colombia se convirtió en sinónimo de cocaína, violencia criminal y guerra de guerrillas, todo lo cual expulsó de sus hogares a unas cuatro millones de personas. Al ser blanco de los secuestradores y los matones políticos, decenas de miles de profesionales de clase media abandonaron el país. En 2002, el presidente Álvaro Uribe declaró la guerra a las drogas y la delincuencia y ahora, ciudades que estuvieron dominadas por el delito como Cali, Medellín y Bogotá son más seguras que nunca y hasta se convirtieron en modelo para el resto de América Latina que está azotada por la delincuencia. Sin embargo, no se revirtió la fuga de cerebros. "O los emigrantes descubrieron el sueño americano o no se convencieron que hay seguridad para retornar", manifestó Jorge Rojas, de Codhes, un centro de estudios colombiano que sigue la evolución de los emigrantes. "Esto muestra lo difícil que es recuperar el talento perdido".
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