14 de Febrero de 2007
Los verdaderos terroristas
Por: Jaime Cienfuegos
“Tales son nuestros liberales: crueles, sanguinarios,
Frenéticos, intolerantes y cubriendo sus crímenes con
La palabra libertad que no temen profanar. Se creen tan
Autorizados para sus crímenes políticos como pensaban
los inquisidores y cuantos han derramado sangre en el
nombre de Dios y de la Iglesia
Simón Bolívar
El “terrorismo” se ha convertido en una palabra de uso común en los medios de comunicación, intelectuales y políticos para calificar las acciones legítimas que adelantan las organizaciones que, como las FARC-EP, luchamos por la defensa de los intereses del pueblo y por los ideales de cambio, libertad y justicia social a favor de las mayorías secularmente excluidas y oprimidas.
EL VERDADERO ROSTRO DE LOS TERRORISTAS
Mientras esto sucede, los verdaderos terroristas gozan de una gran impunidad, reciben ascensos y condecoraciones de los gobernantes de turno, ocupan importantes puestos públicos, aparecen en las primeras páginas de los diarios y sus declaraciones tienen gran eco en los medios de comunicación. Sin embargo, la actual crisis política que vive el país ha servido para dejar al descubierto la cara de los verdaderos terroristas.
Y no es necesario hacer un gran esfuerzo para identificarlos: se les puede ver ejerciendo como alcaldes, gobernadores o Congresistas, gracias a los votos del narco-paramilitarismo; o vestidos de militares, anunciando, con bombos y platillos sus falsos positivos; o como jueces venales que “administran justicia”, o como diplomáticos que buscan ayuda para combatir el “flagelo del terrorismo”, o como respetables expresidentes que imparten al país lecciones de “buena moral”.
En fin, a estos terroristas se les puede ver en todas partes, porque están incrustados en el aparato del Estado mismo, en cuya cabeza se encuentra el presidente Álvaro Uribe, cuyas relaciones con el narcotráfico y el paramilitarismo son por todos conocidas. Relaciones que en su momento también tuvieron, los últimos presidentes que le han precedido y que hoy pretenden aparecer como “libres de pecado”.
URIBE PARAMILITAR, DEBE RENUNCIAR!!!
Por eso no cabe duda de que el gobierno de Álvaro Uribe es ilegítimo. Su anterior elección, como ésta, contó no sólo con los dineros del narcoparamilitarismo sino también con la presión de los grupos paramilitares que, tanto en una como en otra campaña, sembraron el terror y la muerte con el objetivo de conseguir los votos para su presidente. Sin olvidar, claro está, su prontuario delictivo y los vínculos de su familia con el negocio de la droga.
Hoy Uribe se sostiene por el apoyo que le brinda una élite bipartidista mafiosa y una bancada parlamentaria corrupta y comprometida en la promoción y el impulso de los grupos paramilitares, que han sido instrumentalizados para eliminar a los opositores y líderes populares. Estos crímenes de lesa humanidad ahora están siendo legalizados bajo la sombra de un sediciente proceso de paz.
Pero cada vez resulta más claro el desgaste del actual gobierno expresado en: el creciente aislamiento internacional; el rechazo a su política demagógica frente al cambio humanitario; los escándalos de corrupción en las filas militares y las instituciones represivas del Estado: La crisis ha llegado a tal punto que su aliado Bush ha tenido que condicionar la ayuda para el “Plan Colombia”
La movilización popular debe exigir la renuncia de Uribe, para abrir paso a la conformación de un Nuevo Gobierno, Pluralista, Patriótico y Democrático de Reconstrucción y Reconciliación Nacional, donde participen sin exclusión todos los sectores sociales, políticos, económicos y populares, incluidas las FARC, opuestos a la continuidad de la guerra, la extradición, el TLC, y en favor del Canje Humanitario y la defensa de nuestra soberanía nacional.
LAS FARC: PUEBLO EN ARMAS
En su desespero por resarcirse de esta crisis política, el presidente Uribe ha recurrido a la vieja estrategia de equiparar la criminalidad de sus bandas narcoparamilitares con el accionar revolucionario de la guerrilla. Pretende, así, con ayuda de sus aliados (los medios de comunicación y no pocos “analistas políticos”) hacer creer que no existen diferencias entre las motivaciones de sus socios, los grupos paramilitares y la insurgencia armada revolucionaria.
Pareciera olvidar el presidente Uribe y sus aliados que desde hace más de medio siglo, los sucesivos gobiernos -con el pretexto de enfrentar el “enemigo interno”- han desatado el “terrorismo de Estado” en la sociedad colombiana, vestidos ya sea de militares o de civiles, que asumen los más diversos nombres: “chulavitas”, “popoles”, "pájaros", "autodefensas", “guerrillas de paz” "paras", "masetos", "sapos", todos ellos armados para eliminar el movimiento popular y sus dirigentes.
Contra todas estas aberraciones, injusticias e iniquidades, nos hemos levantado los hombres y mujeres que conformamos las FARC-EP y hoy somos un pueblo en armas, en confrontación con el Estado y su Régimen terrorista, y comprometidos en la lucha por la conquista del poder político y la construcción de una Nueva Colombia.
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