Carta a los demócratas de América: Bolivia necesita nuestra ayuda

Do portal FUERZA SOLIDARIA
Alejandro Peña Esclusa
Presidente de Fuerza Solidaria - info@fuerzasolidaria.org - Caracas, Venezuela

Comentários e Traduções: G. Salgueiro no blog NOTALATINA (original abaixo)

Caracas, 23 de setembro – Enquanto se escrevem estas linhas, uma das operações mais sofisticadas e perversas da história ibero-americana está sendo levada a cabo contra a Bolívia. Urge que todas as forças democráticas da região acorram em sua ajuda para evitar uma tragédia nesse país. Os fatos são os seguintes:

Em 10 de agosto de 2008 realizou-se um referendo que ratificou o mandato do presidente Evo Morales e da maioria dos prefeitos (governadores) opositores. Morales interpretou – ilegalmente – sua ratificação como uma carta branca para impor unilateralmente sua Constituição, de corte totalitário, e para desconhecer as autonomias departamentais (estaduais) que se haviam consquistado este mesmo ano, com o voto majoritário do povo boliviano.

Atentando contra a autonomia, Morales confiscou os benefícios provenientes do Imposto Direto dos Hidrocarbonetos (IDH), que correspondem às regiões, e anunciou uma consulta para referendar sua Constituição. Como era de se esperar, o povo saiu às ruas para protestar. Evo Morales ordenou reprimir os protestos, ocasionando numerosos mortos e feridos.

Sentindo-se encurralado pelos efeitos políticos do massacre, Morales pediu ajuda a seus aliados internacionais, particularmente Hugo Chávez, que ofereceu o envio de armas e tropas venezuelanas para sustentar militarmente o governo boliviano. Paralelamente, convocou-se uma reunião urgente da União de Nações Sul-Americanas (UNASUL), cujos integrantes – exceto um – pertencem ao Foro de São Paulo, organização política da qual Evo Morales também faz parte.

Os integrantes da UNASUL só escutaram a versão de Evo Morales, negando-se a receber os governadores opositores, apesar de que eles também foram ratificados pelo povo boliviano no mesmo dia que Morales. Em conseqüência, emitiram uma declaração parcializada, enviesada e fraudulenta, sobre a crise boliviana, culpando a oposição de tentar um golpe de Estado e de gerar violência, quando o verdadeiro culpado é Morales. Em resumo, outorgaram ao presidente boliviano uma licença para continuar matando e para impor seu projeto totalitário.

As mesas de diálogo que foram acordadas na reunião da UNASUL são uma farsa, porque obrigam a oposição a submeter-se aos desígnios do governo, sob pena de serem julgados como golpistas e/ou massacrados pelos grupos para-militares armados que se encontram em Cochabamba e Santa Cruz.

Uma mostra da parcialização e da injustiça existentes é o encarceramento do governador de Pando, Leopoldo Fernández, que foi acusado injustamente pelo governo das mortes ocorridas em seu estado, em que pese existirem inúmeras provas da responsabilidade do oficialismo nesses fatos. Tudo indica que quem ordenou a prisão de Fernández nem sequer foi Evo Moralaes, senão Hugo Chávez, que está intervindo flagrantemente nos assuntos internos da Bolívia.

A OEA tampouco garante uma mediação neutra, porque Chávez controla 21 dos 34 votos desse organismo multilateral. Insulza não se comporta como Secretário Geral da OEA, senão como candidato à presidência do Partido Socialista do Chile, organização que também pertence ao Foro de São Paulo. Quanto a Lula, mantém uma atitude aparentemente moderada, porém também exonera Evo Morales e culpa a oposição pelo ocorrido, o que não é de se estranhar, porque ele é o principal fundador do Foro de São Paulo.

O tratamento injusto e sem consideração que os aliados de Evo Morales – investidos como presidentes – dão à oposição boliviana não ajuda a resolver a crise, senão que a agrava, pondo mais lenha na fogueira. Por isso, urge constituir um Grupo de Amigos da Bolívia, conformado por cidadãos de toda a América, que sirva para contrabalançar a nefasta intervenção da UNASUL.

Fazemos um chamado a todas as forças democráticas da região a interessar-se pelo tema boliviano, a indagar qual é a realidade, a escutar todas as partes do conflito e a opor-se à ingerência indevida de Chávez e seus aliados nos assuntos internos da Bolívia.

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Caracas, 23 de septiembre.- Mientras se escriben estas líneas, una de las operaciones más sofisticadas y perversas de la historia iberoamericana se está llevando a cabo contra Bolivia. Urge que todas las fuerzas democráticas de la región acudan en su ayuda para evitar una tragedia en ese país. Los hechos son los siguientes:

El 10 de agosto de 2008 se realizó un referendo que ratificó el mandato del presidente Evo Morales y de la mayoría de los prefectos (gobernadores) opositores. Morales interpretó –ilegalmente– su ratificación como una carta blanca para imponer unilateralmente su Constitución, de corte totalitario, y para desconocer las autonomías departamentales, que se habían conquistado este mismo año con el voto mayoritario del pueblo boliviano.

Atentando contra la autonomía, Morales confiscó los beneficios provenientes del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), que corresponden a las regiones; y anunció una consulta para refrendar su Constitución. Como era de esperarse, el pueblo salió a las calles a protestar. Evo Morales ordenó reprimir las protestas, ocasionando numerosos muertos y heridos.

Sintiéndose acorralado por los efectos políticos de la masacre, Morales pidió ayuda a sus aliados internacionales, particularmente a Hugo Chávez, quien ofreció el envío de armas y de tropas venezolanas para apuntalar militarmente al gobierno boliviano. Paralelamente, se convocó a una reunión urgente de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), cuyos integrantes –excepto uno– pertenecen al Foro de Sao Paulo, organización política de la cual también forma parte Evo Morales.

Los integrantes de Unasur sólo escucharon la versión de Evo Morales, negándose a recibir a los prefectos opositores, a pesar de que ellos también fueron ratificados por el pueblo boliviano el mismo día que Morales. En consecuencia, emitieron una declaración parcializada, sesgada y fraudulenta, sobre la crisis boliviana, culpando a la oposición de intentar un golpe de Estado y de generar la violencia, cuando el verdadero culpable es Morales. En resumen, otorgaron al presidente boliviano una licencia para seguir matando y para imponer su proyecto totalitario.

Las mesas de diálogo que se acordaron en la reunión de Unasur son una farsa, porque obligan a la oposición a someterse a los designios del gobierno, so pena de ser enjuiciados por golpistas y/o masacrados por los grupos paramilitares armados que se encuentran en Cochabamba y Santa Cruz.

Una muestra de la parcialización y de la injusticia existentes, es el encarcelamiento del prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, quien ha sido acusado injustamente por el gobierno de las muertes ocurridas en su departamento, pese a que existen numerosas pruebas de la responsabilidad del oficialismo en esos hechos. Todo indica que quien ordenó la prisión de Fernández ni siquiera fue Evo Morales, sino Hugo Chávez, quien está interviniendo flagrantemente en los asuntos internos de Bolivia.

La OEA tampoco garantiza una mediación neutral, porque Chávez controla 21 de los 34 votos de ese organismo multilateral. Insulza no se comporta como Secretario General de la OEA, sino como candidato a la presidencia del Partido Socialista de Chile, organización que también pertenece al Foro de Sao Paulo. En cuanto a Lula, mantiene una actitud aparentemente moderada, pero también exonera a Evo Morales y culpa a la oposición de lo ocurrido, lo cual no es de extrañar, porque él es el principal fundador del Foro de Sao Paulo.

El trato injusto y desconsiderado que los aliados de Evo Morales –investidos como presidentes– le dan a la oposición boliviana no ayuda a resolver la crisis, sino que la agrava, añadiéndole más leña al fuego. Por eso, urge constituir un Grupo de Amigos de Bolivia, conformado por ciudadanos de toda América, que sirva para contrabalancear la nefasta intervención de Unasur.

Hacemos un llamado a todas las fuerzas democráticas de la región a interesarse en el tema boliviano, a indagar cuál es la realidad, a escuchar a todas las partes en conflicto, y a contrarrestar la injerencia indebida de Chávez y de sus aliados en los asuntos internos de Bolivia.